Sobre «Alrededor en el corazón», de Enoc Muñoz – Kurt Folch

Se suele considerar que la filosofía y la poesía comparten un origen común. Su relevancia tiene que ver con este nacimiento doble definiría el rigen de la inteligencia y del lenguaje. Ahora bien, si se consideran con un poco más de atención no es difícil llegar a afirmar que en ese origen común pareciera que es la capacidad del hacer metafórico o alegórico la que parece incluso anterior al gesto filosófico. Es decir, el origen de la humanidad, en la materia gris del mona/o, tiene como fuente original a la imagen poética. Esto es por supuesto un mito, el mito; pero posterior al mito, y solo posterior al mito, serían posibles la fábula, el cuento, relato, la leyenda, la tradición, la historia, etc., hasta hoy.  La urgencia del presente nos hace caer en la sospecha de si todo aquello ha valido la pena. Necesitamos autoafirmarnos. Camus, en el Hombre rebelde, sostiene que si había una pregunta en particular que debía intentar responder la filosofía era la del suicida: ¿la vida vale la pena o no de ser vivida? Aquí entonces es donde el poeta Muñoz hace gala, de forma sutil y elegante de su formación profesional.

Nostalgia de los dominios perdidos: Noticias de Jorge Teillier – Bastián Desidel

Quizás siempre se trató de la manera en que Francis Seurel y Agustín Meaulnes intentaban retornar al Dominio Perdido. Al leer Jorge Teillier, los paisajes del poeta, se posibilita la revaloración de un poeta mayor entre los nuestros, la importancia de Teillier nunca ha estado en juego, es sólida desde el primer minuto.

Mirando desde el rincón – Sobre «Esta rosa o el nadador» de Cecilia Rubio

Este libro doloroso, de fina y delicada poesía -repito, de apariencia de inocente-, es una invitación a que el lector se vea a sí mismo en un collage o mosaico de breves pero significativos poemas en prosa. ¿Qué es un poema en prosa? Un algo que nos hace fruncir el ceño. Habría que preguntárselo a Rimbaud en su Une Saison en Enfer; o a la magnífica prosa de la Gabriela en Elogios de las cosas de la tierra, o Materias, o en sus Recados, por nombrar solo algunas obras; o a Kafka en La Condena y otros cuentos.

Signos en las olas: Diez poetas actuales de Canarias

Hoy en día, tenemos en nuestras manos el libro que recoge a los y las poetas: Ernesto Suárez, Oswaldo Guerra Sánchez, Ricardo Hernández Bravo, Tina Suárez Rojas, Rafael-José Díaz, Antonio Martín Medina, Miguel Pérez Alvarado, Alba Sabina Pérez, Aida González Rossi y Andrea Abreu, además de un notable ensayo introductorio del poeta y crítico literario Yeray Barroso Ravelo sobre el campo poético desde 1980 hasta la fecha.

Cifrar el amor, la muerte y la vida: a propósito de La dicha tiene fin

En María Monvel, ciertamente, subyace un retorno a la llaneza de nuestra lengua, a una respiración que, en vez de batirse entre los dilemas que le son propios, ha pretendido descansar en las muestras más filiales y transparentes del idioma: “Mi hija juega en el jardín / y yo la miro quieta y triste, / triste de tanta dicha, triste / porque la dicha tiene fin”. He aquí la hermana de una desconocida Teresa Bórquez, y la necesaria antesala para poetas como Patricia Tejeda y Sara Vial.

Hacia el mar. Señales, derroteros y diseminación en «Caudal» (2021) de Catalina Ríos

En el poemario de Catalina Ríos –apellido metonímico– observamos este mismo deambular, el insistente buscar sosiego por diversos terruños; el deseo por aniquilar, hacer desaparecer una angustia acuosa que desde su latencia y levedad inunda al ser manteniéndola húmeda y sumergida en medio de un tránsito que no concluye, pero que a su vez no logra aliviarla, eximirla del peso –la fuerza del caudal– que arrastra: “la angustia se ciñe al pecho / en la arena mojada” (Ríos, 2021: 41), “lleno de significado / las esquinas que desconozco / lo que quiero arrancarme no se va” (27), “esa pena / que es siempre la misma / arriba de un taxi / en cualquier lugar” (28). El recorrido de la sujeto poético se vuelve, en efecto, rizomático en tanto este no reproduce de modo alguno una estructura o camino prefijado –por otros– con antelación, sino todo lo contrario, es “mapa y no copia”, como apuntan los autores (Deleuze y Guattari, 2009: 42), en cuanto el derrotero de la sujeto constituye una existencia abierta, de múltiples entradas, dispuesta a toda alteración.

«La nave de los muertos», de Armando Roa Vial: tarjar la lengua muerta, beber su sangre viva

Al leer la poesía de Roa, nos sumergimos en esa contrariedad que guarda el hábito de la traducción, y que es un principio compositivo de los poemas de nuestro autor: por un lado, hay la certeza en las palabras que escogidas descansan en el cifrado de cada hoja; por otro, la incerteza al desconocer lo perdido y lo potenciado en el ejercicio de las lenguas distintas: “El arte de traducir es el arte de entender / que «decir lo mismo» / nunca es del todo lo mismo”.

Intemperie, deshumanización y resistencia en la interzona. Manejo integral de residuos (2019) de Nicolás Meneses

El sujeto sin lugar –más allá de la artificialidad del camión– que se detiene a comer y a descansar por donde simplemente el día lo encuentre; la existencia del hombre como vida de perros, de un andar deplorable y al margen, lejos de toda humanidad. En Meneses, el perro como animal acompaña al sujeto lírico durante gran parte del poemario, se pasea por los distintos versos como amigo fiel, compañero inseparable, presente siempre en el imaginario común al alero de quienes carecen de afectos y guarida: el perro detrás del amo, a la zaga, necesitado de cariño y de cobijo igualmente, vida perra marcada por la miseria y la ausencia, alegoría de la misma existencia paupérrima que arrastra el hombre.

Desde el viento y por el viento: observaciones a la poesía de Sara Vial

En estos brevísimos ejemplos, como en otros lugares de estos libros, la joven Sara Vial calibra verbalmente una textura visual de cercanía y sencillez, de cálido cromatismo en los efectos sonoros y perceptivos de sus mejores versos: una ciudad indecible que, en su lenguaje, se atreve a decir y que pinta con matices reconocibles a modo de estampas luminosas como sacadas de algún cuadro de Ignacio Zuloaga o Pedro Lira: balcones, calles, ascensores, organilleros, paseantes varios, una geografía imaginaria más que la plasmación de una realidad hundida en la catástrofe.

Correspondencias y analogías: lo verdadero, lo cotidiano y los afectos. Reunidos al fin del mundo (2019) de Juan Carlos Reyes

En Reyes, lo verdadero responde a esta esencia que tiene su germen ab origine, inillo tempore, pero que no obstante se replica y actualiza cada día –la función del rito– por medio de una red de correspondencias a través de las cuales se entrelazan el tiempo mítico y el tiempo cotidiano, este último como la vía que nos conecta con nuestra propia verdad original y sagrada en los términos de Eliade (1967: 86). En la poesía de Juan Carlos Reyes, aquella verdad o lo verdadero se manifiesta simple y directamente a través de las marcas de lo cotidiano y de lo común; la experiencia cotidiana, aquella que constituye su espejo, el retiro –y no– de la metáfora: