Salir de la jaula: La brecha de Mercedes Valdivieso

por Jorge Concha Vera

La escritora chilena Mercedes Valdivieso (1924-1993) responde en una entrevista de la Revista Ercilla: “¿Cree usted que existen las mujeres inteligentes? ¿Podría nombrar tres?”. Ella responde: “¿Cree posible negarlo? ¿Sólo tres?” (Revista Ercilla párr. 39). Por insultante que pueda parecernos este tipo de preguntas cuando el calendario marca 2021, en 1961 era normal realizarlas porque nadie decía nada. Mercedes Valdivieso levantó la voz, dibujó una línea divisoria y abrió una brecha, como el título de su primera novela que recientemente cumplió sesenta años.

Mercedes Valenzuela Álvarez nace en Santiago el 1 de marzo de 1924. Estudia en el Colegio de la Inmaculada Concepción y en el colegio Universitario Inglés. Posteriormente, cursa estudios de Bachiller en Letras en la Universidad de Chile. Se casa y tiene dos hijos, pero luego de viajar a Estados Unidos, se separa y se casa en segundas nupcias con el profesor Jaime Valdivieso, de quien adquiere su apellido para darse a conocer como escritora. Luego de ser invitada a China y recorrer el país por casi un año, escribe su primera novela: La brecha (1961). Tres años más tarde, publica Los ojos de bambú, novela basada en su viaje a China. En 1966 funda y dirige la revista Adán, publicación escandalosa, en su medida, por su crítica paródica a la sociedad machista. Comienza a trabajar como académica en la Universidad de Rice, Texas, en 1968 y se retira en 1989 con el título de Profesora Emérita. En 1983, dirige el primer taller de escritura femenina en Chile, donde participan destacadas intelectuales como Nelly Richard, Adriana Valdés y Diamela Eltit. En 1991 publica su última novela: Maldita yo entre las mujeres, una investigación minuciosa de tres años sobre Catalina de los Ríos y Lisperguer. Fallece repentinamente en 1993, dejando varios trabajos inconclusos.

La brecha cuenta la historia de una mujer cuyo nombre desconocemos, ya que, de acuerdo a la propia autora, puede ser el nombre de cualquier mujer de su generación. Recibimos destellos de su tiempo presente a medida que avanza rápidamente por sus experiencias de infancia, adolescencia y adultez, aunque la mayor parte de la trama ocurre luego de haberse casado con Gastón y su posterior separación. La mujer nos cuenta cómo su vida se ha ido configurando mediante el machismo, el apuro por encontrarle un marido para ella y servirle en sus “deberes de esposa”; lo que implica ser esposa, madre, sirvienta, un objeto sumiso y silenciado en decisiones. Ya en aquella época, Valdivieso reconoce la importancia del lenguaje en cuanto a la construcción de la identidad, visualiza los mecanismos de la opresión sufrida por las mujeres y cuestiona el binarismo despótico que encasilla a la protagonista en el rol tradicional: se le dice que su hermano puede salir a la calle a jugar porque Andrés es hombre, pero ella es mujer y aprenderá a zurcir y “a estar quieta” (14). En su texto Reflexiones sobre mi obra, la autora indica: “Las personas que habitan su entorno y usan las palabras en su contra convierten el lenguaje en enemigo, en un medio de comunicación invalidado para ella” (3).

Sin embargo, desde un principio, nos damos cuenta que la protagonista, poco a poco, toma autoconciencia de sus conductas y de las telarañas que la recubren, hasta que decide desbaratarlas. La mujer decide separarse del marido aun cuando no pueda hacerlo legalmente. Su visión es lógica y práctica ante la infelicidad. Hay una escena donde la mujer y Gastón van en el auto, luego de haber tenido una velada poco agradable, y discuten sobre la actitud de ella con respecto a los anfitriones de la velada. Gastón le dice que está cansado de que ella siempre lo avergüence frente a los demás y ella responde: “Yo también estoy harta. Creo que debemos pensar con cierta objetividad y darnos cuenta que no vamos a ninguna parte, que sólo hacemos daño. Juntos estamos mal, salvémonos como podamos” (54). Por supuesto, Gastón no lo ve de esa manera y deposita totalmente el peso de la culpa en su esposa, indicando que tiene que aprender a comportarse y que no se van a separar.

Lo más destacable de la protagonista, a mi juicio, es que Valdivieso la construyó de tal manera que la mostró sólida, consistente y pragmática, a fin de sobrepasar el prejuicio social de categorizar a las mujeres como «histéricas» o «emocionales» y esquivar a los críticos que hubiesen atacado a la novela por su protagonista digna de telenovela o por su carácter de víctima. Podemos evidenciar este tipo de juicios cuando nos encontramos frente a las críticas que recibió Marta Brunet, sólo unos años antes que Valdivieso, con su novela María Nadie (1957), donde se inquirió que la protagonista era más bien “inocentona” y “víctima” (Castillo 183). La brecha reafirma que las mujeres tienen las mismas competencias que los hombres, que las mujeres pueden ser independientes y decididas, que se puede romper el concepto patriarcal del matrimonio. Valdivieso le otorga un gran poder de determinación y templanza a su protagonista. Así vemos que el personaje más «emocional» es, finalmente, Gastón, el ex marido, furioso y desesperado que grita y patalea por no poder retener a su esposa a la fuerza.

Hasta 2004 no existía el divorcio propiamente tal en Chile, pero en La brecha, la palabra divorcio no sólo funciona para describir la separación de un matrimonio. La autora nos entrega un «divorcio» transversal a través de su protagonista. Hay una separación, una brecha que se abre en todos los sistemas que tocan la vida de ella: el divorcio con su madre, ya que la autora toma las riendas de su propia vida, lo que la faculta a tomar decisiones sin el excesivo peso de su progenitora; el divorcio con Gastón, su marido, donde la mujer decide separarse por completo de él, afectiva y económicamente; e igual de importante, el divorcio con la sociedad, ya que la mujer no se siente como una paria, sino como una persona, por fin, independiente, libre de tomar las decisiones que ella quiera. Pero que no nos engañen las apariencias. La mujer es consciente, sabe que será difícil, en un mundo cada vez más globalizado, deshumanizado y burocrático, deslizando un poco de crítica social: “Recorría las oficinas y observaba a los muchachos inclinados en sus escritorios, totalmente sometidos. La canalización de sus vidas era tan definitiva,que apartarlos de la obediencia y la obligación sería dejarlos botados. Se movían dentro del terrible molde que ha conformado sus cerebros” (133).

Luego de separarse de Gastón, la conclusión es definitoria para la protagonista, porque adopta un carácter más grave del que imaginábamos al principio: “Pongo más leños al fuego y pienso que soy como un recluso que hizo saltar la cerradura de su calabozo y a quien, después de ciertas escaramuzas, le está permitido pasearse por la enorme cárcel, conversar con los presos en sus celdas y luego sentarse a esperar frente a la puerta. Porque es allí fuera donde está la libertad” (142). Esta potente introspección de la protagonista me lleva a pensar que Valdivieso atrajo la atención, en primera instancia, hacia la anécdota del matrimonio, la narrativa lineal cuyo desenlace ya anticipamos porque es inminente que la pareja se separe a medida que avanzamos en la novela; luego, en segunda instancia, el divorcio como liberación del yugo patriarcal al que muchas mujeres de la época eran arrastradas sin tomar en cuenta sus deseos; pero en tercera instancia, y yendo más hacia adentro, aparece una dimensión que había estado escondida durante toda la novela: la existencia y la angustia humana frente al mundo. La protagonista se ha escapado de una jaula y ahora observa el mundo con menos cadenas, pero sólo por el momento. Siento que Valdivieso nos dice que las personas estamos encerradas más allá de lo podemos observar, ya que apenas logramos librarnos de ciertas cadenas, aparecen otras más fuertes o más grandes.

Es probable que, dado el paso del tiempo, la novela nos parezca un tanto irregular, apresurada y superficial en cuanto a estructuras se trata. Alone, el respetado crítico literario, indicó que La brecha era una novela con una narrativa muy limpia. ¿Qué pensamos sesenta años después? La sucesión de frenéticos párrafos y acontecimientos narrados con escuetos detalles vienen a confirmar el desesperado acto escritural que demoró apenas seis semanas, mientras la autora se recuperaba de una delicada hepatitis. Mercedes Valdivieso estaba impaciente por plasmar una obra que, a todas luces, era importante generar con suma urgencia: un espacio para la mujer, un acto literario cuyas repercusiones la autora ya anticipaba. Reconoce en ella misma que su principal aporte a la literatura chilena es la franqueza: “decir en voz alta lo que todos pensamos en voz baja, y nadie se atreve a expresar” (Revista Ercilla párr. 3). Lo que nos parece tan obvio en este momento, los derechos de las mujeres como ejemplo, o el simple hecho de poder viajar sin tener que pedir permiso al marido (como insinúa un personaje de la novela), no era tan obvio en esa época y Valdivieso se encargó de enrostrar las injusticias con un megáfono literario y reivindicar a la mujer como sujeto de derecho, decisión y opinión, como una verdadera actriz social.

En la misma entrevista mencionada al principio de esta nota, le preguntan cómo quisiera ser recordada para la posteridad. Valdivieso responde: “Como una representante del momento que le tocó vivir, y cuyos conflictos se atrevió a retratar desafiando el escándalo, la soledad y el rechazo que esto pudiera significar” (Revista Ercilla párr. 11). En cuanto a las autoras de nuestra literatura, creo que aún nos queda trabajo por realizar, memorias que recordar y legados por reconocer, como el valioso trabajo de Mercedes Valdivieso y lo que hizo por la literatura chilena.

Referencias

Castillo, Homero. “Marta Brunet, María Nadie”, Revista Iberoamericana. no. 45, 1958, pp. 182-186.

Valdivieso, Mercedes. La brecha. Santiago, Zig-Zag, 1961.

___.Reflexiones sobre mi obra. Recuperado de www.mercedesvaldivieso.net

___.“Un personaje al trasluz: autora de La brecha: no soy la protagonista”. Revista Ercilla, 26 jul. 1961, p. 11. Recuperado de http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-73069.html

Un comentario en “Salir de la jaula: La brecha de Mercedes Valdivieso – Jorge Concha Vera

  1. Muy buena reseña!! Lo de hablar en voz baja, me recuerda un poco a Teillier «en invierno se habla en voz baja», aunque quizás no tiene que ver con el feminismo, sí con la represión en sus distintas capas.

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