Palabras maravillosas, verdad callada
Charles Simic

Traducción de Micaela Paredes B.

Prolífico poeta, ensayista y traductor, Charles Simic es un escritor ineludible en el panorama de la poesía contemporánea norteamericana. Serbio-estadounidense, aprendió inglés a su llegada a los Estados Unidos, tras abandonar la entonces Yugoslavia, a causa de la guerra. Cuando tenía menos de 20 años, y tras pensar en dedicarse a la pintura, finalmente optó por las letras. Su obra ha sido galardonada con diversos premios, entre los que se cuentan el Pulitzer en 1990 por su poemario The World Doesn’t End, el Genius Grant de la Fundación MacArthur, el Premio Internacional Griffin de Poesía, el Wallace Stevens Award y el título de Poeta Laureado de Estados Unidos en 2007. Entre la sutileza realista y el surrealismo cáustico, entre la transparencia contemplativa y la ironía mordaz se encuentran su poesía y su prosa. 

El ensayo que presentamos en esta oportunidad fue publicado por primera vez en 1990 dentro de una colección de ensayos con el mismo nombre: Wonderful Words, Silent Truth. Fue traducido al español anteriormente en 2017 por Luis Ingelmo y publicado en el conjunto de prosas selectas La vida de las imágenes, por Vaso Roto en España.

Todo objeto es un espejo…

—Estos no son realmente poemas objeto.
—¿Qué son entonces?
—Son premoniciones.
—¿De qué?
—De la absoluta otredad del objeto.
—¿Entonces es el absoluto en lo que estás pensando?
—Por supuesto.

La forma es el lado visible del contenido. La manera en que el contenido se hace manifiesto. La forma: tiempo vuelto espacio y espacio vuelto tiempo simultáneamente.

Admiro la observación de Claude Levi Strauss de que todo arte es esencialmente reducción y a Gertrude Stein cuando dice que la poesía es vocabulario.

El azar como una herramienta que rompe el hábito de las asociaciones. Una vez se han roto, usar una de las partes para lanzarse hacia lo desconocido.

Nombramos una cosa, luego otra. Así es como el tiempo entra en la poesía. El espacio, por otra parte, llega a ser mediante la atención que prestamos a cada palabra. Mientras más intensa nuestra atención, más espacio, y hay mucho espacio dentro de las palabras.

Las connotaciones tienen su geometría no euclidiana.

Una canción que se canta en el proceso de comprender cada palabra —la forma en que Billie Holiday o Bessie Smith lo hacían.

Vitrac denominó el azar como una “fuerza lírica”. Estaba absolutamente en lo cierto. Hay una especie de estimulación ensoñadora en el hecho de no saber hacia dónde se está yendo.

Ver con los ojos abiertos y ver con los ojos cerrados. De eso se trata el poema “Fish” de Elizabeth Bishop.

Para la imaginación, dentro de cada objeto hay otro objeto escondido. El objeto de dentro es completamente diferente al de afuera, o el objeto interior es idéntico al exterior, simplemente más perfecto. Todo depende de la metafísica de cada uno, o más bien, de si uno se inclina hacia la imaginación o la razón. La verdad, probablemente, es que el interior y el exterior son idénticos y diferentes.

Mi alegato al Surrealismo: alaba la imaginación a través del intelecto.

—La forma piensa, no el contenido.
—¿Qué mierda significa eso? 
—Pero, si la forma es tiempo y el tiempo piensa…

El poema que quiero escribir es imposible. Una piedra que flote.

Palabras profundas de Duncan: “Los misterios del aquí y el allá, del arriba y el abajo, / del ahora y el entonces, demandan nuevas / figuras de mí”.

Vanguardismo: ver la historia del arte y la literatura como “en progreso”, el futuro como superior al pasado, etc. Para los conservadores literarios es todo lo contrario. Hubo una vez una Edad de Oro, y así. No somos más que enanos a la espalda de los gigantes, etc., etc.

Algunos tipos de intelectual del siglo veinte: los que aceptan las contradicciones filosóficas, los que las ignoran y los que desesperan por su culpa.

La forma no es una “figura” sino una “imagen”, la manera en que mi interioridad busca hacerse visible. 

Artaud: “Ninguna imagen me satisface a menos de que sea, al mismo tiempo, conocimiento”.

Mi ambición es acorralar al lector y hacerlo imaginar y pensar diferente.

El tiempo del poema es el tiempo de la expectación. Creo que algún formalista ruso dijo algo así.

Me gustaría mostrarles a los lectores que las cosas más familiares que los rodean son ininteligibles. 

Hay un reporte del tiempo en casi todo poema folclórico. El sol está brillando, estaba nevando, el viento soplaba… El poeta popular sabe que es sabio establecer inmediatamente la conexión entre lo personal y lo cósmico.

La poesía es una forma de conocimiento, pero la mayor parte de la poesía nos dice lo que ya sabemos.

Entre la verdad oída y la verdad vista, prefiero la verdad silenciosa de lo visto.

Si hago de todo una broma y un tema serio al mismo tiempo, es porque honro el eterno conflicto entre la vida y el arte, lo absoluto y lo relativo, el cerebro y el estómago, etc… Ninguna filosofía es lo suficientemente buena como para superar un dolor de muelas… ese tipo de cosas.

El pensamiento en el arte es habitualmente confundido con la didáctica, con el contenido parafraseable, con “el mensaje”. A pesar de que el arte genuino nunca se trata de estas cuestiones.

Lo contradictorio insiste cuando se trata de hacer un poema: dejar las cosas como son o reimaginarlas; representar o recrear; enunciar o anunciar, artificio o naturaleza, y así. Como la vaca, el poeta debería tener más de un estómago.

Existen tres tipos de poetas: los que escriben sin pensar, los que piensan mientras escriben y los que piensan antes de escribir.

El asombro (como en Dickinson) es el comienzo de la metafísica. El asombro ante la multiplicidad de las cosas y el asombro ante su sospechada unidad. 

Hacer algo que todavía no existe, pero que tras su creación parezca como si hubiera existido desde siempre. 

Lo nunca sospechado, lo siempre esperado, el nuevo poema inmediatamente reconocido. Es como la segunda venida de Cristo.

El poeta es un adivino de hojas de té con sus propias metáforas: veo a un extraño sombrío, un viaje, un cambio de suerte, etc. ¡También podrías conseguirte una vitrina y comprarte vestidos gitanos y unos aros! Hazte llamar Madame Olga.

“¿Qué quieren realmente los poetas?” Me preguntó una vez un astuto profesor de filosofía. Era tarde de noche y estábamos tomando mucho vino, así que dije lo primero que se me vino a la cabeza: “quieren conocer lo que no puede ser puesto en palabras”.

Un objeto es una enciclopedia de arquetipos. Aprendí esto escribiendo “The Broom”.

La ambigüedad es la condición del mundo. La poesía coquetea con la ambigüedad. Como una “foto de la realidad” es más verdadera que ninguna otra. La ambigüedad lo es. Esto no significa que tengas que escribir poemas que nadie entienda.

La metáfora ofrece la oportunidad a mi interioridad de conectarse con el mundo exterior. Todas las cosas están en relación, y ese conocimiento reside en mi inconsciente. 

Los poetas y escritores que admiro se mantuvieron solos. La filosofía, también, es siempre solitaria. La poesía y la filosofía generan lentos lectores solitarios.

Dios murió y nos dejaron con Emerson. Algunos todavía están ordeñando la vaca de Emerson, pero esa leche es defectuosa.

Un crítico reciente ha enumerado lo que él llama “el lexicón” de la poesía reciente. Las palabras que se mencionan como repetidas con insistencia son: alas, piedras, silencio, respiro, nieve, sangre, agua, luz, huesos, raíces, joyas, cristal, ausencia, sueño, oscuridad. La acusación es que las palabras son utilizadas como meros ornamentos. Al crítico no se le ocurre que estas palabras podrían tener una intensa vida para una mente con una inclinación imaginativa e incluso filosófica. 

La peor ofensa que se puede cometer en un poema es el humor. La ironía y el ingenio son aceptables, pero la risa en un poema lírico es una trasgresión grave. El gran arte, o lo que la gente piensa de él, es un asunto serio. Mientras más solemne el tono, más merecedor de respeto. Platón censuró la poesía que provoca “frívola risa”, así como mis estudiantes cuando leen a Frank O’Hara. 

El Imaginismo es realismo menos la moral. Si los poemas imaginistas fueran didácticos, la gente los encontraría más aceptables.

He aquí la definición moralista de “lo bello”: No la vida como es, sino como debería ser.

Lo que John Gardner en su Moral Fiction no entiende es que la historia de la literatura occidental es en realidad una larga pelea entre el poeta y el sacerdote, entre el poeta y el profesor de colegio.

¿Cómo comunicar la consciencia… el momento presente vivido intensamente que el lenguaje confinado al orden temporal de la oración no puede reproducir?

El tiempo es el lapso entre la percepción y el reconocimiento (consciencia de esa percepción).

Los últimos cien años de la historia literaria han dado cuenta de que hay un número de contradictorias y aun así exitosas maneras de escribir un poema. ¿Qué tienen en común Whitman, Dickinson, Baudelaire, Rimbaud, Yeats, Williams y Stevens? Bastante, y absolutamente nada.

El poema: un teatro en el que uno es el auditorio, el escenario, la escenografía, los actores, el autor, el público, el crítico. ¡Todo al mismo tiempo!

Mito: encontrar un argumento oculto en una metáfora. Hay una historia y una cosmología en toda gran metáfora. 

Me encanta el dicho: “no hay dos huevos iguales”.

Hay críticos incapaces de experimentar lo figurativo, de la misma forma en que algunas personas son ciegas al color y sordas al tono, o carentes de sentido del humor. Pueden decir que es una metáfora, pero no les produce nada. El hecho de que no pueda ser parafraseada se convierte en una prueba más de que carece de todo valor.

La metáfora prueba la existencia del Cielo y del Infierno.

La crítica ideológica siempre es estacionaria. Tiene su “posición verdadera”, de la cual no se mueve. Es como insistir en que toda pintura debe ser observada desde una distancia de diez pies y solamente diez pies. Por supuesto muchas pinturas no existen plenamente a esa distancia. Además, uno nunca está situado en un único punto de mira, excepto intelectualmente. En la vida y en el arte, se está simultáneamente en varios lugares a la vez.

Es el objeto que estoy mirando, el tenedor, por ejemplo, el que plantea las reglas de su visibilidad. 

El poema moderno implica una estética y una filosofía modernas. La poesía así escrita no puede ser comprendida sin una comprensión de la historia intelectual moderna. Esto parece bastante obvio, pero no para todos. Muchos de nuestros principales críticos literarios no han leído tan extensamente como nuestros poetas. Las lecturas de los poetas son mucho más aventuradas. Y luego, por supuesto, está la pintura y el cine, que los críticos tienden a olvidar.

No hace falta decir que un chino tiene una mejor apreciación de la poesía china que un occidental. Pero la poesía no es solo lo que se circunscribe al contexto cultural, sino lo que lo trasciende.

La teoría de los arquetipos: adentro es donde nos encontramos con todos los demás; es afuera donde estamos realmente solos.

Dos maneras de crear: revelar lo que ya está ahí o hacer algo completamente nuevo. Mi problema es que creo en ambas.

“Deidades momentáneas” es, creo, como los griegos concebían a las palabras.

Consciencia: separar el “yo” del “eso”. El “yo” puede ser dicho, pero no el “eso”.

“Tiene imágenes magníficas” solíamos decir, y nos referíamos a que el poeta seguía sorprendiéndonos con sus asociaciones inauditas. La total libertad de la imaginación era, entonces, nuestro ideal. Eso era todo lo que amábamos y le demandábamos a la poesía que íbamos a escribir.  

Las imágenes bellas, misteriosas, son estáticas. Muchas de estas imágenes atascan el poema. Una imagen misteriosa es un ícono sagrado que maravilla. ¿Cuántas de aquellas puede haber en un solo poema?

El inventor de la metáfora moderna, Arthur Rimbaud, se consideraba a sí mismo un vidente. Vio que la ambición secreta de una metáfora radical es metafísica. Pudo abrir nuevos mundos. Pudo tocar el absoluto. Se rindió con la poesía cuando empezó a dudar de esa verdad.

La mayoría de los poetas no entiende sus propias metáforas.

Proclamo la hermenéutica de lo perfectamente claro. Su ambición es encontrar opacidades ocultas en el rayo de sol más brillante.

Nietzsche: “Un pequeño animal fatigado cuyos días están contados” propone el “objeto de su amor”. De eso se tratan mis poemas.

La mayor parte de los poetas contemporáneos se han olvidado del simbolismo, sobre todo de su gran visión de que el Ser no puede decirse, sólo insinuarse.

Es curioso que haya críticos que aún equiparan la imaginación con la fantasía.

Ciertos filósofos han comprendido la imagen poética mejor que los críticos literarios. Bachelard, Heidegger y Ricoeur se me vienen a la mente. Captaron su ambición epistemológica y metafísica. Los críticos suelen ver la imagen solamente en términos literarios.

¡Qué desastre! Creo en las imágenes como vehículos para la trascendencia, ¡pero no creo en Dios!

El principio de incertidumbre de Heisenberg tiene un potencial cómico, además de ser la mejor formulación del espíritu cómico.

“Entendemos a los demás como resultado de la velocidad con que pasamos por encima de las palabras”, dice Valéry. Para mí esto describe lo que pasa en un poema en verso libre. Se acelera o disminuye el fluir de las palabras. Se hace una pausa… No se dice nada… y luego se retoma el paso.

El objeto común es la esfinge cuyo enigma el poeta contemplativo debe resolver. 

J. Riddel: “¿Qué es lo que el poeta alcanza?” No mero conocimiento. Accede a la relación entre la palabra y la cosa”.

Cuidado con las sincronías —“la coincidencia significativa entre un evento externo y un motivo interior”. Ahí yace la locura.

El provincialismo de nuestros críticos: uno lee a B y otro a Y, pero no a Z, D o a N. Uno tiene un conocimiento extremadamente estrecho del campo, y aun así generaliza sobre la poesía estadounidense. 

“El triunfo de Pere Ubu”, un ensayo sobre la Historia y la Estupidez. ¡Podría ser!

“La verdad elude al hombre metódico”, dice Gadamer. ¡Gracias a Dios! Por eso los poetas tienen una oportunidad.

Poe: “La palabra infinito, como las palabras Dios y espíritu, en ningún sentido es la expresión de una idea, sino un esfuerzo hacia una. 

¿Cómo nombrar “eso”? Necesitas una palabra. Necesitas varias palabras para lo inefable.

Así es como entiendo lo que viene a ser el espíritu del Dada: gentil, amable, el más indulgente y benevolente de los lectores, amigo de amigos, hermano y hermana de alma, ¡a la mierda!

La forma es “cadencia”—la cantidad exacta de silencio necesaria entre palabras e imágenes para dotarlas de sentido. Los comediantes de stand-up saben todo sobre de esto.

Poe en Eureka: “Espacio y duración son uno”. El espacio la imagen del Tiempo en el momento de la consciencia. 

El destino del poeta es el destino del alma en cada hombre y en cada mujer.

Siempre tuve la clara sensación de que un montón de gente allá afuera me hubiera matado si hubiese tenido la oportunidad.  Es una lista larga. Stalin, Hitler, Mao, están en ella, por supuesto. ¡Y eso es solo nuestro siglo! La Iglesia Católica, los puritanos, los musulmanes, etc., etc. Represento lo que desde siempre ha sido exterminado con gozo. 

Nota para futuros historiadores: no lean los números viejos del New York Times. Lean a los poetas.

El tiempo es subjetivo par excellance. Objetivamente, el tiempo no existe, a pesar de las apariencias. Esta es la idea de Gurdjieff, que fascinaba a mi padre.

El imaginismo se trata de la pasión por la exactitud. Captar con precisión, etc. Pero no es fácil captar “eso” con precisión. Un problema filosófico. El imaginismo es la epistemología de la poesía moderna.

¡Una metafísica sin ser y sin Dios! ¿Eso es lo que quieres, Simic?

“La mano de hierro de la necesidad sacudiendo los dados del azar”. Creo que es una frase de Nietzsche. Esto me ha preocupado por años.

Lo más profundo que Emerson dijo sobre el poeta es que conoce el Secreto del Mundo: que el Ser se vuelve apariencia, y la Unidad se vuelve Variedad.

Tengo una idea para un nuevo juego de ajedrez en el que el valor de cada figura cambie de movimiento en movimiento. Los peones podrían convertirse en Caballos, el Rey podría convertirse en Reina, y así. La elección sería del jugador. Su oponente tendría que anticipar todas las opciones adicionales. Un juego de infinita y vertiginosa complejidad.

Un poema es un lugar en que se descubren afinidades. La poesía es una forma de pensar a través de afinidades. 

Los poetas molde-de-galleta. Los moldes de galleta están hechos de oro y guardados bajo cristales en los salones de sus abuelos.

Me gusta la vulgaridad popular de Chaucer, Rebelais y Cervantes.

Hay poetas que te tratan como un imbécil, y hay poetas que te tratan como un poeta.

“El mayor peligro para el poema es la poética”. No recuerdo quién lo dijo.

Lo que la política de derecha e izquierda tienen en común es su odio por la literatura y el arte modernos. Dale una vuelta, todas las iglesias también los odian, lo que no nos deja muchos auspiciadores. Por una parte, tenemos al millonario idiota que colecciona las latas de sopa de Andy Warhol, y por otra están algunos pobres niños enamorados de los poemas de Russell Edson y Sylvia Plath. ¡Ay!

Todo estaba bien en el mundo hasta que el patán de Rimbaud abrió la boca.

A los poetas narrativos: ¿Qué creen que quiso decir Pound con “no vuelvas a contar con versos mediocres lo que ya ha sido dicho en buena prosa”?

Todos quieren ser capaces de parafrasear el contenido del poema, excepto el poeta.

El encuentro entre la filosofía y la poesía, mis pequeños corderos, no es una tragedia sino una comedia sublime. 

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