MARINA TSVETAEVA1
Traducción de Marcelo Rioseco
La siguiente conversación entre el músico y crítico cultural, Solomon Volkov, y el poeta Joseph Brodsky es un fragmento tomado del libro Conversations with Joseph Brodsky. A Poet ´s Journey Through the Twentieth Century publicado por Free Press (una filial de Simon&Schuster Inc.) en 1998. En español solo se ha publicado, en forma de libro, hasta lo que yo sé, la sección dedicada a la poeta Anna Akhmatova bajo el título “Recuerdos de Anna Ajmátova” recién en abril del 2021. El resto del libro permanece inédito en español.
La idea de este libro surgió en el otoño de 1978 cuando Solomon asistía a las conferencias que Brodsky daba en Columbia University sobre poesía rusa y las conversaciones se llevaron a cabo en el departamento del mismo poeta en New York City, en 44 Morton Street. Entre 1980 y 1992 algunos de los capítulos del libro aparecieron en distintas publicaciones en Estados Unidos, Francia e incluso Rusia. No está demás señalar que las conversaciones que comenzaron en 1978 se prolongaron por los siguientes quince años. La conversación original, por supuesto, se desarrolló en ruso en New York donde Brodsky y Solomon vivían como exiliados. La traducción al inglés estuvo a cargo de Marian Schwartz. El siguiente fragmento lleva como título en el libro original simplemente el nombre de la poeta rusa: “Marina Tsvetaeva”.

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Volkov. La gente se ha referido a ti como un poeta cercano al círculo de Akhmatova. Ella te apreciaba y te apoyó en momentos difíciles, pero conversando contigo sé que el trabajo de Marina Tsvetaeva tuvo una influencia mucho mayor en tu desarrollo como poeta que el de Akhmatova. Tsvetaeva fue la poeta de tu juventud. Cuando hablas de la poesía de Tsvetaeva, frecuentemente te refieres a ella como una calvinista. ¿Por qué?
Brodsky. Primero que nada, hay que tener en cuenta la falta de precedentes que tenía su sintaxis. Esto le permitió ⎯o más bien, la forzó⎯ a explicar detalladamente todo en su verso. El calvinismo, en principio, es un asunto muy sencillo: es un hombre que mantiene un registro detallado acerca de sí mismo, con su consciencia y con las conciencias. En este sentido, por cierto, Dostoievski es también un calvinista. Un calvinista, para ponerlo de manera sucinta, es alguien que está constantemente anunciando el día del juicio final en contra de sí mismo, como si lo hiciera en la ausencia del (o impaciente por el) Todopoderoso. En este sentido, no hay otro poeta como ella en Rusia.
Volkov. ¿Y qué tal el poema “Recuerdo” de Pushkin? “Y con asco leo mi vida / Tiemblo y maldigo…”. Tolstoi siempre mencionó estas líneas de Pushkin como una forma severa de autocondena.
Brodsky. La noción aceptada es que puedes encontrar todo en Pushkin, y por los casi setenta años que siguieron a su duelo, esto casi siempre fue el caso. Después de lo cual vino el siglo XX… Sin embargo, hay bastantes cosas que no puedes encontrar en Pushkin, y no solo porque los tiempos cambiaron. Bastantes cosas no están en Pushkin debido a su temperamento y a su sexo: las mujeres han sido más duras en sus demandas morales. Desde el punto de vista de ellas ⎯al menos desde el punto de vista de Tsvetaeva⎯ simplemente no hay Tolstoi. Al menos no como una fuente para condenar a Pushkin. A este respecto, soy incluso más mujer que Tsvetaeva. ¿Qué podía saber nuestro prolífico conde de condenarse a sí mismo?
Volkov. ¿Y qué pasa con: “Hay cierta emoción en la batalla, / y en el borde un abismo de penumbra…”? ¿No transmiten estas líneas de Pushkin un sentido del paisaje exterior y rebelión que es cercano a Tsvetaeva?
Brodsky. Lo Tsvetaeva no es rebelión. Tsvetaeva es la afirmación cardinal de “la voz de la verdad celestial / opuesta a la verdad terrenal”. En ambos casos, notarás que hablamos de la verdad. Esto no lo encontrarás en Pushkin, especialmente esta última verdad. La primera es obvia y ha sido completamente usurpada por la Ortodoxia. La última ⎯en el mejor de los sentidos⎯ es una realidad, pero en ningún caso una verdad.
Volkov. Siempre me ha parecido que Pushkin habla de esto también.
Brodsky. No. Este es un inmenso tema, y sería mejor que no comenzáramos a hablar de él. Este es un asunto del juicio, el cual es, de hecho, final, aunque solo sea porque todos los argumentos en favor han sido enumerados. Tsvetaeva alcanza el final mismo de esta enumeración; incluso ella trata de agregarle algo más. Exactamente como los héroes de Fiedor Dostoievski. Pushkin, después de todo, ⎯y no te olvides de esto⎯ es un noble. Y si quieres, un inglés en su actitud hacia la realidad, un miembro del English Club; él se contiene. No tiene nada parecido a lo que podríamos llamar una expresión violenta de las emociones. Tsvetaeva tampoco lo tiene, pero su sola exposición del tema, à la Job da lugar a una intensidad que no es característica en Pushkin. Los dos puntos sobre su ë no tienen nada que ver con la manera correcta de anotar, nada que ver con su era, nada que hacer con su contexto histórico, nada que hacer incluso con su experiencia personal o temperamento. Esos dos puntos están allí porque un existe un espacio sobre la e para ponerlos.
Volkov. La expresión violenta de las emociones está de hecho ausente en artistas que universalmente son considerados universales: Pushkin y Mozart, por ejemplo.
Brodsky: No hay una expresión violenta de las emociones en Mozart porque él está por encima de aquello. Mientras que en Beethoven y Chopin todo se apoya en eso.
Volkov. En Mozart encontramos tenues luces de lo supraindividual, las cuales Beethoven y para qué decir Chopin, no tienen. Y, como entiendo que tú prefieres a Mozart, el elevado tono emocional de Tsvetaeva de hecho debería asustarte.
Brodsky. Todo lo contrario. Nadie entiende eso.
Volkov. Cuando tú y yo hablamos en conexión con Auden acerca de la neutralidad de la voz poética, en ese momento defendiste esa neutralidad.
Brodsky. Esta no es una contradicción. La fuente del ritmo es el tiempo. ¿Recuerdas que dije que cualquier poema es tiempo reorganizado? Mientras más diverso es un poeta técnicamente, más íntima es su conexión con el tiempo, con la fuente del ritmo. Y Tsvetaeva es una de las poetas rítmicamente más variadas. Rítmicamente rica y generosa. De hecho, “generosa” es una categoría cualitativa, ¿sigamos con las categorías cuantitativas, ok? El tiempo le habla al individuo con varias voces. El tiempo tiene su propio bajo, su propio tenor ⎯y tiene su propio falsetto. Si quieres, Tsvetaeva es el falsetto del tiempo. La voz que va más allá del rango de notación correcta.
Volkov. ¿Quieres decir que la intensidad emocional de Tsvetaeva sirve al mismo propósito que la neutralidad de Auden, que ella logra el mismo efecto?
Brodsky. El mismo e incluso más. En mi opinión, Tsvetaeva como poeta es en muchos sentidos más grande que Auden. Ese sonido trágico…. Por último, el tiempo en sí mismo entiende que es. Y este tiene que darse a conocer. Por eso ⎯por esta función del tiempo⎯ surgió Tsvetaeva.
Volkov. Ayer, a propósito, fue su cumpleaños y pensé, qué pocos años han pasado realmente desde su muerte. Los poetas que tú y yo hemos estado discutiendo son casi nuestros contemporáneos. Y, al mismo tiempo, son ya figuras históricas, casi fósiles.
Brodsky. Sí y no. Esto es muy interesante, Solomon. El hecho es que la visión del mundo que tú descubres en el trabajo de esos poetas se ha vuelto parte de nuestra percepción. Si quieres, nuestra percepción es una extensión lógica (o quizás ilógica) de lo que está en sus versos. Es un desarrollo de principios, nociones e ideas cuya expresión fue el trabajo de estos autores. Una vez que los reorganizamos, nada más importante ocurre en nuestras vidas, ¿verdad? Yo, por ejemplo, nunca encontré nada más importante. Mi propio pensamiento incluido. Esta gente simplemente nos creó. Eso es todo. Eso es lo que nos hace sus contemporáneos. Nadie más hizo lo mismo para formarnos ⎯en mi caso, por ejemplo⎯ como lo hizo Frost, Tsvetaeva, Cavafy, Rilke, Akhmatova, y Pasternak. Por lo tanto, ellos son nuestros contemporáneos hasta que estiremos la pata. Mientras vivamos. Creo que la influencia de un poeta ⎯esa emanación o radiación⎯ dura una generación o dos.
Volkov. ¿Cuándo exactamente te cruzaste por primera vez con la poesía de Tsvetaeva?
Brodsky. Tenía 19 o 20 años. Los tiempos eran lo que eran, leí a Tsvetaeva no en libros, por supuesto, sino exclusivamente en transcripciones samizdat2. No recuerdo quién me las dio, pero cuando leí “Poema de la montaña” todo hizo click. Nada de lo que había leído en ruso hasta ese momento me había provocado una impresión como esa.
Volkov. No me gusta el dedo acusador de Tsvetaeva, su avidez por masticarlo todo y tanto alboroto.
Brodsky. ¡Eso es un disparate! ¡No hay nada de eso en Tsvetaeva! Hay un pensamiento ⎯como una regla, un pensamiento extraordinariamente incómodo⎯ llevado hasta su propia conclusión. Por eso, quizás, tu impresión de que ese pensamiento está moviendo su dedo en dirección a ti, por así decirlo. Uno puede hablar de cierta prédica con respecto a Pasternak ⎯ “Vivir una vida no es cruzar el campo”⎯ y demás, pero definitivamente no en el caso de Tsvetaeva. Si el contenido de la poesía de Tsvetaeva pudiera ser reducido a un tipo de fórmula entonces sería esta: “A tu mundo insano / una respuesta⎯me rehúso”. Y Tsvetaeva deriva cierta satisfacción de este rechazo. Ella dice no con una satisfacción palpable: nye-e-t!
Volkov. Tsvetaeva tenía una cualidad aforística. Ella puede ser saqueada cita por cita, casi como la obra Woe from Wit de Grivodov3.
Brodsky. Oh, ¡definitivamente!
Volkov. Pero por alguna razón este aspecto aforístico de Tsvetaeva siempre me ha repelido.
Brodsky. Nunca he tenido esa reacción. En Tsvetaeva lo principal es el sonido. ¿Recuerdas la famosa antología en la era de Khrushchev, Tarusa Pages4? Creo que salió en 1961. En ella hay una selección de poemas de Tsvetaeva (por cierto, una profunda reverencia a todos los compiladores de antologías). Cuando leí uno de eso poemas ⎯del ciclo de “Árboles”⎯ quedé profundamente sacudido. Allí, Tsvetaeva dice: “Amigos, fraternal multitud! Tú, por cuyo susurro los vestigios/ son barridos los mundanos resentimientos/ La pista del insulto terrenal/ Bosque! Mi Eliseo!”. ¿Qué es esto? ¿Está realmente hablando de árboles?
Volkov. “Mi alma, Eliseo de sombras…”.
Brodsky. Por supuesto, llamar “Eliseo” a un bosque es una fórmula maravillosa, pero no es solo una fórmula.
Volkov. En los Estados Unidos, y también a lo largo del mundo, se le ha prestado mucha atención al rol de la mujer en la cultura. Se estudian las características de las contribuciones que las mujeres han hecho a la pintura, el teatro, la literatura. ¿Crees que la poesía escrita por mujeres es algo específico?
Brodsky. Esos adjetivos no se le pueden aplicar a la poesía ⎯o al realismo. Muchos años atrás (creo que, en 1956), leí en alguna parte cómo en una reunión de escritores polacos cuando estaban discutiendo el realismo socialista alguien se levantó y dijo: “Estoy a favor del realismo sin adjetivos”. Esos polacos.
Volkov. Aún así, ¿la voz poética de una mujer no difiere en absoluto de la de un hombre?
Brodsky. Solo en las terminaciones de los verbos. Cuando escucho “Hay tres eras en la memoria. Y la primera es como si fuera tan solo ayer”, no sé quién está diciendo esto, si un hombre o una mujer.
Volkov. Yo no podría jamás separar esas líneas de la voz de Akhmatova. Esas líneas son dichas por una mujer con un aire majestuoso.
Brodsky. El aire majestuoso de esas líneas no es el porte de Akhmatova en sí misma sino de lo que está diciendo. Es lo mismo con Tsvetaeva. “¡Amigos! Multitud fraternal!” ¿Quién está diciendo esto? ¿Un hombre o una mujer?
Volkov. Bien, qué tal “Oh, el aullido de las mujeres de todos los tiempos: ‘Mi adorado, ¿qué te he hecho yo?’” Ese es un lamento muy femenino.
Brodsky. Sí y no. Por supuesto, su contenido dice que es una mujer, pero en esencia… Su esencia simplemente dice que es la voz de la tragedia. (Por cierto, la musa de la tragedia es mujer, como todas las otras musas). La voz del estupendo infortunio. Tsvetaeva es Job en faldas.
Volkov. ¿Por qué la poesía de Tsvetaeva, la cual es tan apasionada y tormentosa, rara vez es erótica?
Brodsky. Amigo mío, ¡lee de nuevo el poema de Tsvetaeva a Sofía Parkok! Cuando se trata de lo erótico, ella los excede a todos ⎯a Kuzmin e incluidos todos los demás. “Aprendí el amor a través del dolor en todo mi cuerpo”. ¡Qué más necesitas! Lo que importa es ese sonido, más allá de lo que esté diciendo. Y ella está en lo correcto.
Volkov. Por cientos de años más o menos, desde Karolina Pavlova a Mirra Lokhvitskaya, las mujeres han logrado ser solo una parte marginal de la poesía de Rusia. Entonces, inesperadamente, al mismo tiempo, encontramos dos talentos como Tsvetaeva y Akhmatova, de pie junto a los gigantes de la poesía universal.
Brodsky. Esto puede no haber tenido nada que ver con el tiempo. Entonces, de nuevo, quizás sí. El punto es que las mujeres son más sensibles a las transgresiones éticas, sicológicas y a la inmoralidad intelectual. Y la amoralidad universal es precisamente lo que el siglo veinte nos ha ofrecido en abundancia.
[…]
Volkov. Entonces ¿cómo explicas la conducta de Tsvetaeva en el caso de espionaje soviético que involucró a su marido, Sergei Efron: el asesinado del desertor Ignace Reiss y la posterior huida a Moscú? Efron fue un espía soviético durante los nefastos años de Stalin. Desde un punto de vista ético es muy fácil condenar una figura como esa, pero Tsvetaeva, evidentemente, aceptó y apoyó totalmente a Efron.
Brodsky. Hay un dicho: “El amor es una maldición”. Uno se puede enamorar incluso de una cabra. Tsvetaeva se enamoró de Efron cuando era joven ⎯y para toda la vida. Ella tenía una gran integridad personal. Siguió a Efron como un perro, como ella misma dijo. Esa fue la ética de sus actos: siendo sincera para ella misma. Siendo fiel a la promesa que dio cuando era joven. Eso es todo.
Volkov. Si los dramáticos eventos conectados con el asesinato de Reiss fueron una sorpresa para ella, Tsvetaeva nunca habría seguido a Efron a Moscú. Es más que probable que Efron no la instruyó en los detalles de su trabajo como espía, pero Tsvetaeva sabía o, al menos, adivinó la mayor parte de eso. Eso es obvio en sus cartas.
Brodsky. El rol del poeta en la sociedad es animarla. Tsvetaeva poseía esta habilidad ⎯esta inclinación⎯ en un grado extremadamente alto. Tengo en mente su inclinación para mitificar lo individual. Mientras más insignificante y patética era la persona, el material acerca de él para mitificarlo se volvía más noble. No sé cuánto sabía ella de las colaboraciones de Efron con la policía secreta soviética, pero pienso que incluso si hubiese sabido todo, igualmente no hubiera dudado. La capacidad para encontrar un significado donde no hay ninguno es una característica profesional de la llamada del poeta. Quizás Tsvetaeva podía animar a Efron solo porque ella enfrentó el total desastre de lo individual. Aparte de todo lo demás, esta situación fue una tremenda lección práctica acerca de la maldad para Tsvetaeva, y un poeta no malgasta ese tipo de lecciones.
Marina se comportó en esta situación de una manera mucho más digna ⎯y mucho más natural⎯ de lo que hubiéramos pensado. ¿Hacemos qué? ¿Cuál es nuestra primera reacción si algo nos roza de una manera equivocada? Si no nos gusta una silla, ¡la sacamos de la habitación inmediatamente! Si no nos gusta alguien, ¡lo ahuyentamos sin dudarlo! Casarse, divorciarse, volverse a casar ⎯¡por segunda, tercera, quinta vez!⎯ Es puro Hollywood. Marina se dio cuenta de que una catástrofe es eso, y hay muchas cosas que se pueden aprender de una catástrofe. Aparte de todo eso ⎯y lo que fue mucho más importante en ese momento⎯ ella tenía tres hijos con él, y los hijos habían salido muy distintos a su padre. O eso le pareció a ella, en todo caso. Además, había una hija que ella no había sido capaz de proteger, por lo cual se castigaba severamente ⎯tanto es así que ella no trato realmente de ser el juez de Efron.
Una vez Susan Sontag afirmó que la primera reacción de una persona cuando enfrenta una catástrofe es preguntar: “¿Dónde ocurrió este error?” ¿Qué se debería haber hecho para controlar la situación? ¿Para que no suceda de nuevo? Pero hay otra reacción, dice ella: dejar que la tragedia te aplaste, te destroce. Como dicen los polacos “acostarse debajo”. Si eres capaz de volver a ponerte de pie después de eso, entonces te levantas como una persona distinta. El principio del ave fénix, si quieres. Siempre recuerdo esas palabras de Sontag.
Volkov. Me parece que después de la catástrofe con Efron, Tsvetaeva quedó imposibilitada para recuperarse.
Brodsky. No estoy tan seguro de eso.
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1 He conservado la notación inglesa para el apellido de Tsvetaeva. En español ⎯por razones que supongo son fonéticas⎯ su apellido se publica como “Tsvietáieva”. Este ejercicio de romanización busca, creo, emular el sonido en el idioma ruso del apellido de la poeta.
2 Se refiere a la literatura clandestina escrita por los disidentes en la Unión Soviética. También fue una práctica popular en el bloque de Europa del este.
3 Se trata de una comedia satírica escrita por Alexander Griboyedov y publicada en 1983. No existe registro que se haya traducido alguna vez al español.
4 Probablemente Brodsky se refiere a la antología que se publicó en inglés tres años más tarde bajo el título Pages From Tarusa: New Voices In Russian Writing, editada por Andrew Field y publicada en Londres por primera vez por Chapman & Hall, Ltd.
Sobre el traductor
Marcelo Rioseco. Escritor. Es además Editor de la revista Latin American Literature Today (LALT) que sale desde la Universidad de Oklahoma. Su último libro de poesía se titula Olivia en los suburbios y fue publicado por la editorial española Valparaíso Ediciones en 2020.