Entre oración y poesía hay poca distancia; como a veces la hay entre creyentes y no creyentes. Se trata de emprender el verbo como un periplo hacia horizontes inauditos de la fe, donde cada palabra que proferimos nos acerca a la tradición de los fundadores originales de la tierra, los bardos y profetas, los mensajeros divinos. Todo esto anida en la poesía de Mary Szybist (Williamsport, 1970), poeta anclada en la fe y la descreencia, fiel a la infidelidad del mundo. Sus múltiples acercamientos a la Anunciación abordan la divinidad desde la pluralidad de un solo testigo vuelto feligresía heterogénea, heterodoxa y heteronímica. La autora explora la tradición mariana desde la entrega y el terror de la encomienda, trocando las voces de la madre, habitando personajes y registros inesperados, hasta trasformar la figura de María en una hidra sacra.

Mary Szybist ha publicado Granted (2002) e Incarnadine (2012), por el que recibió el National Book Award en 2013.

Su exuberancia

No es que el pulpo no te amaría—
no es que no intentaría abrazarte
  con cada uno de sus finos brazos:

creo que serías igual que cualquier otro

  para un pulpo. Pero las criaturas del mar,
  al igual que el mar, no piensan

sobre sí mismas, o sobre ti. Se quedan flotando allí,
  acunadas, incapaces de arder. Abandónate
  al vaivén, los remolinos erizados, abandona

tus pesadas piernas a las praderas de algas
             flotantes y siente
                          que el fitoplancton florece, rocío, espuma de
  mar, percebes. En el oscuro reino bentónico, el necton resbaladizo se desliza [sobre
  las llanuras abisales: mientras flotas, siente
                                     el afloramiento del frío, aguas profundas palpando
  la piel estirada sobre
                            tu columna vertebral. Siéntete
  asido y atizado. No, no es que el pulpo
  no te amaría. Si pudiera tocarte,

si pudiera, cada uno de sus tres
  corazones se volvería rojo.

¿Habrán de refutarme teólogos de fe alguna?
  No el salmón azul. No su cabeza moteada.

Incarnadine, 2012

The Lushness of It 

It’s not that the octopus wouldn’t love you—
not that it wouldn’t reach for you 
with each of its tapering arms:

you’d be as good as anyone, I think,
to an octopus.  But the creatures of the sea,
 like the sea, don’t think 

about themselves, or you.  Keep on floating there,
 cradled, unable to burn.  Abandon 
 yourself to the sway, the ruffled eddies, abandon 

your heavy legs to the floating meadows 
             of seaweed and feel 
                         the bloom of phytoplankton, spindrift, sea-
 spray, barnacles.  In the dark benthic realm, the slippery neckton glide over
 the abyssal plains: as you float, feel 
                                     that upwelling of cold, deep water touch
 the skin stretched over
                           your spine.  Feel 
 fished for and slapped.  No, it’s not that the octopus 
 wouldn’t love you.  If it touched,

if it tasted you, each of its three 
 hearts would turn red.

Will theologians of any confession refute me?
 Not the bluecap salmon.  Not its dotted head.

Incarnadine, 2012

Invitación

Si puedo creer en el aire, puedo creer
  en los ángeles del aire.

Ángeles, vengan a respirar conmigo.

Ángel del aborto, ángel de la alquimia,
  ángeles de la esterilidad & los campos de batalla & la felicidad,
  exhalen más cerca. Déjenme sentir
  su aliento en mis dientes—

Los llamo, ángeles de embriones,
  terremotos, ustedes, los del olvido—
sean complacientes: inclinen mi cabeza hacia atrás.

Ángeles de la infección, cubran mi boca
  y mi nariz con su boca.

Inventos fallidos, alcen mi barbilla.

Ángeles de prostitución y lluvia,
  ustedes, los de la verticalidad y la tristeza,

ustedes, que no toman nada, respiren en
  mi silencio. Ustedes, que han limpiado sus labios

con fuego, no necesito conocer
  sus rostros. No necesito
  que tengan rostros.

Ángeles de insectos acuáticos, déjenme dormir
  con el sonido de su respiración.

Ustedes, sin pulmones, hagan que mi pecho se eleve—

Sin ustedes, mi aire
  sabe a nada. Por ustedes
  aguanto la respiración.

Incarnadine, 2012

Invitation

If I can believe in air, I can believe
in the angels of air.

Angels, come breathe with me.

Angel of abortion, angel of alchemy,
angels of barrenness & battlefields & bliss,
exhale closer. Let me feel
your breath on my teeth—

I call to you, angels of embryos,
earthquakes, you of forgetfulness—
be dutiful: tilt my head back.

Angels of infection, cover my mouth
and nose with your mouth.

Failed inventions, lift my chin.

Angels of prostitution and rain,
you of sheerness & sorrow,

you who take nothing, breathe into
my silence. You who have cleansed your lips

with fire, I do not need to know
your faces. I do not need you
to have faces.

Angels of water insects, let me sleep
to the sound of your breathing.

You without lungs, make my chest rise—

Without you, my air tastes
like nothing. For you
I hold my breath.

Incarnadine, 2012

Anunciación oída desde la cocina


Les oía desde la cocina, hablando como si
  algo importante había sucedido.

Yo lavaba las peras en agua fría, cortaba
  sus moretones.
  Desde mi lugar en el fregadero, pude escuchar

un vago zumbido de jet en lo alto, una aspiradora
  encendiéndose al lado, el clic,
  el clic entre cada toma.

«María, aléjate un poco de la cámara.»

Había una suavidad en su voz
  pero sin afecto, sin prisa alguna.

Había sonidos débiles
  como nueces tiradas a la calle por los cuervos,
  casi un roce
  del campanil del porche

En todas partes, ventanas entreabiertas rodeándome

Mi piel viva en el trinar.

Incarnadine, 2012

Annunciation Overheard from the Kitchen

I could hear them from the kitchen, speaking as if
something important had happened.

I was washing the pears in cool water, cutting
the bruises from them.
From my place at the sink, I could hear

a jet buzz hazily overhead, a vacuum
start up next door, the click,
click between shots.

“Mary, step back from the camera.”

There was a softness to his voice
but no fondness, no hurry in it.

There were faint sounds
like walnuts being dropped by crows onto the street,
almost a brush
of windchime from the porch—

Windows around me everywhere half-open—

My skin alive with the pitch.

Incarnadine, 2012

Autorretrato con una abeja en mi boca

Dije que no, y entonces hubo un hervidero dentro de mí,
toda alas, inquieta
Lujuria cruda de romance—
*
Tú te desnudabas, quitándote
los calcetines gruesos en los que sudabas.
No eras tú lo que yo había negado.
Olías a hierba cortada, tu espalda te dolía,
cerrabas los ojos por un instante
antes de que te besara en lo que creía era silencio.
Pero el zumbido comenzó, arriba se cernía
mientras buscaba tus labios, mientras te halaba hacia mí,
mientras sucumbía
a la fuerza de tus labios . . . .
*
Aunque te besé, por supuesto, el beso fue para ti,
y no por el dominio impuesto por aquellos labios.
*
Como una abeja en un tarro de cristal, mi mente zumba
Pero la abeja está en mi boca.
*
A veces, el zumbido es tan quieto
que no sé si está ahí.
Lo he tentado a salir.
Deshierbando el jardín, froto mi mejilla
contra los pétalos de espesas venas, fragancias
alzándose como incienso.
Y sólo entran más, volando.
Sólo tengo que tocarte para que de pronto me alces
en la cuna de tus brazos, para entregarme por completo . . . .
*
Te pierdo en el zumbido.
(Toda alas, inquieta,
y luego una especie de ira:
flor abierta, rosa del campo
un poco mustia y desatendida)
*
Mira cómo un cuerpo casi puede llegar a tener alas.
Me recogen cual flor y me tocan, como si hubiera sido hecha para ellas.
*
¿Para qué fui hecha, entonces?

Granted, 2002

Self-Portrait with a Bee in my Mouth

I said no—and then it was abuzz inside me,
all wings, restless—
Raw lust for romance—
*

You were undressing, peeling off
the thick socks you’d sweat through.
It wasn’t you I’d refused.
You smelled of cut grass,
your back ached,
you closed your eyes for a moment
before I kissed you in what I believed was silence.
But the buzz started up, hovered
as I searched out your lips, as I pulled you toward me,
as I succumbed
to the force of your lips . . . .
*
Though I kissed, of course, you,
not the forceful domination of his lips.
*
Like a bee in a glass jar, my mind buzzes—
But the bee is in my mouth.
*
The buzzing, sometimes, is so quiet
I don’t know it’s there.
I’ve tried to tempt it out.
Weeding the garden, I nuzzle my cheek
against the thick-veined petals, fragrances
rising like incense.
Only more fly in.
I have only to touch you to be suddenly lifted
into the cradle of your arms, to surrender completely . . . .
*
I lose you in the buzzing.
(All wings, restless,
and a kind of anger in it:
an open flower, a prairie rose
a little past bloom and still unattended—)
*
See how close a body can come to having wings.
They pick and play me, as if I were made for them.
*
What was I made for, then?

Granted, 2002


Beverly Pérez Rego es poeta y traductora venezolana. Es autora de cinco volúmenes de poesía, Artes del vidrio (1992), Libro de cetrería (1994), Providencia (1998), Grimorio (2002) y Escurana (2004); en 2006 apareció su Poesía Reunida. Sus publicaciones también incluyen traducciones de Louise Glück (2009), Anne Waldman (1997), Clara Sabater (2016) y Mark Strand (2011). Pérez Rego recibió el Premio Bienal Literario de Poesía Rafael Bolívar Coronado y el Premio de Poesía Elias David Curiel, fue becario de poesía en la Ciudad de Asilo de Pittsburgh y del Programa Internacional de Escritura de la Universidad de Iowa, donde obtuvo una maestría en español y una posterior MFA en Traducción.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s