Es el año 1971. Se publica por primera vez una novela de carácter póstuma del escritor inglés Edward Morgan Forster (1879-1970). ¿Por qué esta obra, llamada Maurice, se publica luego de la muerte de Forster? Porque sus protagonistas son hombres homosexuales y la homosexualidad recién había sido despenalizada en 1967. E. M. Forster había escrito la novela hacía años, pero en el momento en que fue concebido Maurice, alrededor de 1913, las prácticas homosexuales estaban penadas por ley en el Reino Unido, aunque las leyes sólo se aplicaban a los hombres.

La historiadora Rebecca Jane Morgan indica, en su columna The Lesbian paradox: homophobia, Empire, and the Law in 1950’s Britain, que el lesbianismo nunca fue un delito, ya que la prohibición refería en específico al delito de sodomía. Se discutió varias veces en el Parlamento la inclusión del lesbianismo como delito, pero todos los intentos fracasaron porque existía la creencia de que la mujer era demasiado inocente como para tener conocimiento de aquellas ideas. Sin embargo, tenemos casos documentados y famosos como la relación entre Virginia Woolf y Vita Sackville-West, secreto a voces que se asimiló con naturalidad, ya que ambas se movilizaban en el relajado ambiente de Bloomsbury (Nicolson 63).

En el círculo de escritores, intelectuales, pintores y eruditos donde se movilizaba Virginia Woolf, abundaba el concepto de relaciones libres y sin etiquetas (Nicolson 31). E. M. Forster, uno de los fundadores del grupo, también se expresaba de manera libre, pero sólo con sus amigos y cercanos, por lo que nunca se mostró abiertamente gay (Bradshaw 3). Escribió relatos cortos homosexuales como The Life To Come, pero no vieron la luz hasta después de su muerte. Así, entendemos que su novela Maurice no fue publicada en vida porque Forster sabía que nadie habría de publicarle la novela y lo más seguro es que se pondría en tela de juicio su propia sexualidad frente a la opinión pública, siendo totalmente expuesto a la sociedad. Por otro lado, Maurice no sólo era un riesgo porque trataba sobre el amor entre hombres, sino porque también tiene un «final feliz».

Maurice ha sido catalogada como una bildungsroman, o novela de educación, debido a la narración enfocada en el crecimiento físico, psicológico y moral del personaje. La obra comienza en el encuentro de dos jóvenes, Maurice Hall, hijo de un matrimonio burgués, y Clive Durham, un chico de clase alta, que se conocen mientras estudian en la Universidad de Cambridge. Clive se enamora de Maurice, pero cuando se lo confiesa, éste se espanta y lo rechaza. Sin embargo, Maurice se da cuenta de que sí tiene sentimientos amorosos hacia su compañero por lo que inician una relación a escondidas. La relación parece tener buen pronóstico, pero Clive señala que prefiere una comunión sentimental sin relaciones sexuales. Maurice queda confundido, pero acepta. A pesar de ser correspondido, Clive teme que la relación sea descubierta y se vuelva pública, arriesgando su futuro y su preciada posición social.

El quiebre definitivo llega cuando un amigo en común, el aristocrático lord Risley es arrestado por solicitar relaciones sexuales a un soldado y condenado a trabajos forzados. Clive se rinde a su cobardía, rompe la relación con un enfurecido Maurice y viaja a Grecia. Cuando regresa, se casa de inmediato con una chica llamada Anne. Maurice, por su parte, al haber sido expulsado de la universidad por mala conducta y transformado en un corredor de bolsa, siente una culpa que lo ahoga y piensa que está enfermo, por lo que acude a un terapeuta para que le quite sus «pensamientos impuros», aunque sin lograr muchos resultados.

Después de haber puesto en jaque su relación, Clive trata de hacer las paces con Maurice y lo invita a Penderleigh, su casa campestre. Maurice acepta y Clive está contento por haber sanado la amistad con su compañero. Todo va bien hasta que alguien atrae la atención de Maurice: Alec Scudder, un joven de clase trabajadora que ejerce como asistente de guardabosques. Vale mencionar que, para la creación de la novela, Forster se inspiró en una relación real entre dos hombres de clases distintas: un activista del socialismo llamado Edward Carpenter y el joven de clase baja George Merrill, quien trabajaba como sirviente y no tenía completa su educación escolar (Forster 237).

Resulta interesante apreciar las diferencias entre las personalidades de Clive y Maurice, a medida que van desarrollando su identidad conforme a su sexualidad. Clive prefiere callar: termina la relación con Maurice porque no se convence a sí mismo de que está enamorado de otro hombre, y se casa con una mujer para llevar una vida de acuerdo a la heteronorma. En cambio, Maurice nunca se traiciona: termina por asimilar su homosexualidad, aunque manteniéndola en secreto. Veamos este pasaje de la novela en donde Maurice reflexiona sobre lo que siente, después de rechazar la declaración de amor de Clive:

«La mayor parte del día permaneció sentado con los ojos cerrados, como si escrutase el valle que había abandonado. Era todo tan simple ahora. Había mentido. Lo formuló en una frase: «Se había alimentado de mentiras», pero las mentiras son el alimento natural de la niñez, y las había devorado con avidez (…) No volvería a mentirse así. No pretendería —y ésta era la prueba— preocuparse por las mujeres, cuando el único sexo que le atraía era el suyo propio. Amaba a los hombres y siempre los había amado. Ansiaba abrazarlos, mezclar con el de ellos su ser. Ahora que había perdido al hombre que correspondía a su amor, admitía aquello» (Forster 61).

Maurice, por primera vez, admite que ama a los hombres. Desde adolescente tenía conciencia de que algo distinto le sucedía y Clive fue el detonante de tamaña revelación. Por otro lado, Clive enterró todo lo que pudo de su propia autenticidad a cambio de la protección total de su estatus social. ¿Podría ser ésta una crítica velada de Forster hacia las clases altas, quienes mienten incluso a sí mismas a favor de conservar la riqueza y el poder? ¿Podríamos conjeturar, además, que Forster insinuaba un triunfo para la burguesía, dado el contexto de agitación social? El socialismo parecía seducir cada vez a más a la clase media y Edward Carpenter, la inspiración para el personaje de Maurice, era uno de ellos.

Mis especulaciones me llevan a pensar que, en el tiempo en que Maurice fue escrito, los autores que creaban una narración donde hubiese personajes homosexuales tenían tres opciones: 1) disfrazar la homosexualidad del personaje de manera extrema, 2) publicar y ser censurados con severidad, 3) retratar a estos personajes ya fuese como desequilibrados o delincuentes, resultando en suicidio o castigo ejemplar. Un ejemplo de esto último es la novela Teleny o el reverso de la medalla, generalmente atribuida a Oscar Wilde y escrita en 1893, en donde el intenso argumento finaliza con un suicidio.

E. M. Forster mostró el manuscrito inédito de Maurice a un reducido número de amigos y escritores, entre ellos Christopher Isherwood, autor de la novela de temática homosexual A Single Man, y Lytton Strachey, su compañero de Bloomsbury. Se ha especulado que el escritor D. H. Lawrence también tuvo acceso a Maurice y posiblemente fue inspirado por esta historia de amor entre dos hombres de clases sociales distintas, lo que se tradujo en su posterior novela El amante de Lady Chatterley, en donde se aprecia de igual manera un romance entre una mujer aristócrata y un guardabosque de clase baja. Sin embargo, las similitudes son aún más numerosas que el mero status social de los protagonistas: ambos personajes de clase baja, Alec y el guardabosque, son hombres masculinos pero sensibles e inteligentes; el conflicto amoroso tiene lugar en el bosque, en las inmediaciones salvajes que rodean las antiguas mansiones de los aristócratas, siendo esto un reflejo de la insatisfacción y la búsqueda de lo nuevo, socialmente prohibido; y por último, las novelas abordan temáticas disruptivas e inmorales para la época: la homosexualidad y el adulterio de una mujer (King 68).

Si contrastamos a los personajes principales, es relevante observar esa dualidad que diferencia las clases sociales: Maurice y Clive son jóvenes sensibles, delicados, cultos y caballerosos mientras que Alec es rudo, contestador y desafiante. De igual manera, y aumentando las sospechas en torno a D. H. Lawrence, El Amante de Lady Chatterley también exhibe esta dualidad psicológica y social. El guardabosque en la novela de Lawrence se comporta de una manera similar a Alec, es temperamental, tosco y está acostumbrado a decir insolencias.

No obstante, a diferencia de El Amante de Lady Chatterley, Forster construye Maurice con un estilo narrativo más ligero y apresurado, sin una profundidad psicológica importante, sin largas descripciones ambientales, ya que se enfoca en el diálogo y en los personajes como principales motores del argumento. De hecho, Maurice se puede pensar como una película: vagas directrices con respecto a los espacios, un especial énfasis en las acciones y palabras de los personajes y una trama que da la impresión de haber sido concebida bajo influjos más pasionales que racionales. No es de extrañar que, luego de publicarse, algunos críticos dijeran que la novela era superficial, poco ingeniosa e inferior a otras novelas de Forster como Pasaje a la India (1924). Sin embargo, si hablamos de comparaciones entre sus contemporáneos, Forster sí se encuentra más cerca de D. H. Lawrence que Virginia Woolf, quien decidió llevar la novela a otro nivel de experimentación. Forster siguió, a la par de Lawrence, el camino de la novela realista, sirviéndose de los problemas cotidianos, convenciones sociales y relaciones de la clase alta inglesa como objeto a retratar en su narrativa.

Personalmente, clasifico a Maurice como un llamado contra la homofobia y la discriminación. En la nota final que acompaña la novela, E. M. Forster da cuenta de que era una necesidad el contar con un espacio de libertad y resistencia, un lugar en la ficción literaria donde dos hombres pudieran formar una relación:

«El final feliz era imperativo. De otro modo, no me hubiese molestado en escribirla. Estaba decidido a que, por lo menos en una obra de ficción, dos hombres se enamorasen y permaneciesen unidos en ese para siempre que la ficción permite (…) La dediqué a «Tiempos Mejores» y no totalmente en vano. La felicidad es su clave, lo que ha tenido un resultado inesperado: ha hecho el libro más difícil de publicar» (Forster 237).

Es factible considerar a Maurice como una novela inverosímil, ligera en su lectura y poco convincente, pero si consideramos lo doloroso que fue para Forster no poder publicar, quizás, una de sus novelas más queridas, más cercana a los ocultos sentimientos imposibles de expresar con libertad, inspirada en el amor de una pareja real de hombres, entonces podemos siquiera comenzar recién a comprender que la represión ha sido brutal a lo largo del tiempo. Forster quería un poco de esperanza, probablemente lo más destacable de la narración; un respiro de aire fresco entre tanto drama y sufrimiento, una oportunidad para encontrar felicidad y amor en medio del silencio y los prejuicios.

Referencias

Bradshaw, David. “Introduction”. The Cambridge Companion to E. M. Forster, editado por David Bradshaw, Cambridge UniversityPress, 2007, pp. 1-7.

Forster, Edward Morgan. Maurice. Traducido por José Álvarez Florez y Angela Pérez Gómez, Alianza Editorial, 2003.

King, Dixie. «TheInfluence of Forster’s» Maurice on Lady Chatterley’sLover».» ContemporaryLiterature,Vol. 23, No.1, 1982, pp. 65-82.

Morgan, Rebecca Jane. “Thelesbianparadox: homophobia, Empire, and thelaw in 1950s Britain”. 11 jun. 2020, http://www.rebeccajanemorgan.medium.com

Nicolson, Nigel. Virginia Woolf. Traducido por Cruz Rodríguez Juiz. Barcelona: Mondadori, 2000.

«Maurice» de E. M. Forster. Edición de Alianza.
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