Dos poemas inéditos – Mario Chávez Carmona

Mario Chávez Carmona (Viña del Mar, 1990) es un poeta, traductor, crítico y académico chileno. Estudió Licenciatura en Letras en la Universidad Andrés Bello y Culture Moderne Comparate en la Università degli Studi di Torino. Sus trabajos han sido realizados en Pisa, Turín y Milán. Sus principales temas son la mitología, la fundación y la obra de Godofredo Iommi Marini. Mitomanías (2019) es su primera obra poética.


Extraído de Reducción, poemario inédito a publicarse en Buenos Aires Poetry, 2021

Un día, he visto al poeta mezclado al mundo, fuera de su sepultura, horriblemente libre entre las gentes.

Godofredo Iommi Marini

Derecho de tierras o Pandemonio

Ver el salón en el fondo de un lago
los espejismos      la ciudad iluminada
los muros troyanos     los senderos salvajes
los avernos el azufre       las estatuas      el hielo
las tres fauces   como  merecido  castigo

no fueron sueños
estuve ahí

después de ver los horrores
es deber arrancarse los ojos
la mirada descansará en el vuelo
por continentes desconocidos
y en la nostalgia del cuerpo

es tiempo     han llegado
los bárbaros queman los Umbrales
los gansos no advirtieron
la tragedia del Imperio

pero     también soy bárbaro
que sin saber               ejerzo
la estolidez de los poblados
¿debería unirme a ellos?
sangres misérrimas
masticar las carnes
del lobo desgarrado
por harpías genuinas

quedé hecho
solo de viajes
oh Jean Nicolas      reconóceme
o pulveriza mis restos
¿quiénes son tus herederos?
¿se untarán nuestras memorias?

en soledad presencio la masacre
los martillos destrozan las tumbas
las sierras de los reyes
huiré
como siempre
emulando el silencio y el viento
cubierto con los rastrojos
de la miseria
he de abandonar mis antiguas ciudades
mi derecho de tierras y mi sangre
cobarde otra vez
al bosque profano

aterriza    Caligo mariposa
tendré ojos de búho
y desde esta rama
la cabeza invierto
para cantar al vacío
el ululato oscuro
de mis muertos.


Fundaciones

Donde nunca hubo   triangulan
las piedras carentes de fuerza
las luces de los oficios
que dan señal      direcciones
curvadas por los aires

ciudadanos olvidan el origen
buscarán el culpable de
su infelicidad
renunciarán a los mares

no trabajarán la madera
la tierra     el acero
solo portarán
las aguas tristes
a las casas cuyos tejados
acumularán los carámbanos
como dientes del frío
y añorarán el miedo
por habitar en medio
del mordisco del invierno

cómo respiran los demonios
elevan la niebla e invade
robusta los círculos
será que son
cimientos de las nubes
allá       otra ciudad poblada
de espíritus majestuosos
   se mofan de nuestra existencia:
el pelícano roba nuestros peces
alimenta al reino
el humedal en el Éter
sobre el cual
tordos desordenan los nidos
donde descansarían
nuestros sueños

si es que hay opción
de salvarse
hacia el patíbulo
donde esperan los buitres
jueces contempladores
las culpas se abrirán
en carne viva     si
somos siempre extranjeros;
la absolución      para quien
sepultado sea en
los múltiples estómagos
del cielo


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