Traducción de Carlos Vitale

Cesare Pavese nació en 1908 en Santo Stefano Belbo (Cuneo, Piamonte) y murió en Turín en 1950. Además de poeta, se desempeñó como escritor de ensayos, novelas, cuentos y crítica literaria. También dedicó parte importante de sus días a la traducción. Durante su infancia y juventud vivió en Turín, donde estudio Letras y desarrolló su interés por la literatura anglosajona. Se graduó con una tesis sobre Walt Whitman y comenzó a traducir a algunos escritores estadounidenses contemporáneos como Sherwood Anderson, Gertrude Stein, Charles Dickens, William Faulkner, Daniel Defoe, James Joyce, entre otros. Forjó la editorial Einaudi junto con Giulio Einaudi y Leone Ginzburg. En 1934, tras la detención de este último debido a su vínculo con grupos antifascistas, Pavese se hizo cargo de la dirección de la revista La Cultura. Al año siguiente, él y otros escritores vinculados a la intelectualidad de izquierda fueron apresados. 

Mucho se ha dicho de su carácter tímido, de sus períodos depresivos, de los conflictos amorosos que nutrieron su obra, y de su “vocación por el suicidio”, sobre el que discurre en varias de sus cartas y que termina concretando a los 41 años.

Su primer poemario, Lavorare stanca (Trabajar cansa), publicado en 1936, representó una vía alternativa al hermetismo imperante en la poesía italiana de su tiempo y fue un referente para las diversas propuestas poéticas que vinieron luego, en la época de la posguerra. Su carácter narrativo, antirretórico, de imágenes simples y objetivas, supuso un quiebre con los recursos formales tradicionales. A lo largo de su vida publicó sobre todo narrativa, y tras su muerte fueron publicados sus diarios bajo el título Il mestiere di vivere (El oficio de vivir), parte de su correspondencia, el conjunto de poemas Verrà la morte e avrà i tuoi occhi. (Vendrá la muerte y tendrá tus ojos) y el libro Notte di festa (Noche de fiesta).

Siempre vienes

Siempre vienes del mar
y tienes la voz ronca,
siempre tienes ojos secretos
de agua viva entre las zarzas,
y frente baja, como
cielo de nubes bajas.
Cada vez revives
como una cosa antigua
y salvaje, que el corazón
ya sabía y se guarda.

Cada vez es un desgarro,
cada vez es la muerte.
Siempre combatimos.
Quien se decide a golpear
ha probado la muerte
y la lleva en la sangre.
Como buenos enemigos
que ya no se odian
tenemos una misma
voz, una misma pena
y vivimos enfrentados
bajo un pobre cielo.
Entre nosotros no hay engaños,
ni cosas inútiles –
combatiremos siempre.

Combatiremos aún,
combatiremos siempre,
porque juntos buscamos
el sueño de la muerte,
y tenemos la voz ronca,
una frente baja y salvaje
y un idéntico cielo.
Fuimos hechos para esto.
Si uno de los dos cede al golpe
sigue una larga noche
que no es paz o tregua,
ni es muerte verdadera.
Tú ya no estás. Los brazos
se debaten en vano.

Mientras nos tiemble el corazón.
Han dicho un nombre tuyo.
Recomienza la muerte.
Cosa desconocida y salvaje
has renacido del mar.

Sempre Veni

Sempre vieni dal mare
e ne hai la voce roca,
sempre hai occhi segreti
d’acqua viva tra i rovi,
e fronte bassa, come
cielo basso di nubi.
Ogni volta rivivi
come una cosa antica
e selvaggia, che il cuore
già sapeva e si serra.

Ogni volta è uno strappo,
ogni volta è la morte.
Noi sempre combattemmo.
Chi si risolve all’urto
ha gustato la morte
e la porta nel sangue.
Come buoni nemici
che non s’odiano piú
noi abbiamo una stessa
voce, una stessa pena
e viviamo affrontati
sotto povero cielo.
Tra noi non insidie,
non inutili cose –
combatteremo sempre.

Combatteremo ancora,
combatteremo sempre,

perché cerchiamo il sonno
della morte affiancati,
e abbiamo voce roca
fronte bassa e selvaggia
e un identico cielo.

Fummo fatti per questo.
Se tu od io cede all’urto,
segue una notte lunga
che non è pace o tregua
e non è morte vera.
Tu non sei piú. Le braccia
si dibattono invano.

Fin che ci trema il cuore.
Hanno detto un tuo nome.

Ricomincia la morte.
Cosa ignota e selvaggia
sei rinata dal mare.

De salobre…

De salobre y de tierra
es tu mirada. Un día
destilaste el mar.
Ha habido plantas
a tu lado, cálidas,
aún saben a ti.
El agave y la adelfa.
Todo encierras en tus ojos.
De salobre y de tierra
tienes las venas, el aliento.

Soplo de viento cálido,
sombras de la canícula –
todo encierras en ti.
Eres la voz ronca
del campo, el grito
de la codorniz oculta,
la tibieza de la grava.
El campo es fatiga,
el campo es dolor.
Con la noche el gesto
del campesino calla.
Eres la gran fatiga
y la noche que sacia.

Como la roca y la hierba,
como la tierra, eres cerrada;
te agitas como el mar.
No hay palabra
que te pueda poseer
o detener. Recibes,
como la tierra, los golpes,
y los haces vida, aliento
que acaricia, silencio.
Eres árida como el mar,
como un fruto de escollo,
y no dices palabras
y nadie te habla.

Di salmastro…

Di salmastro e di terra
è il tuo sguardo. Un giorno
hai stillato di mare.
Ci sono state piante
al tuo fianco, calde,
sanno ancora di te.
L’agave e l’oleandro.
Tutto chiudi negli occhi.
Di salmastro e di terra
hai le vene, il fiato.

Bava di vento caldo,
ombre di solleone –

tutto chiudi in te.
Sei la voce roca
della campagna, il grido
della quaglia nascosta,
il tepore del sasso.
La campagna è fatica,
la campagna è dolore.
Con la notte il gesto
del contadino tace.
Sei la grande fatica
e la notte che sazia.

Come la roccia e l’erba,
come terra, sei chiusa;
ti sbatti come il mare.
La parola non c’è
che ti può possedere
o fermare. Cogli
come la terra gli urti,
e ne fai vita, fiato
che carezza, silenzio.
Sei riarsa come il mare,
come un frutto di scoglio,
e non dici parole
e nessuno ti parla.

Tú no conoces…

Tú no conoces las colinas
donde se derramó la sangre.
Todos huimos
todos arrojamos
el arma y el nombre. Una mujer
nos miraba huir.
Sólo uno de nosotros
se detuvo con el puño cerrado,
miró al cielo vacío,
agachó la cabeza y murió
bajo el muro, callando.
Ahora es un andrajo sangriento
y su nombre. Una mujer
nos espera en las colinas.

Tu non sai…

Tu non sai le colline
dove si è sparso il sangue.
Tutti quanti fuggimmo
tutti quanti gettammo
l’arma e il nome. Una donna
ci guardava fuggire.
Uno solo di noi

si fermò a pugno chiuso,
vide il cielo vuoto,
chinò il capo e morí
sotto il muro, tacendo.
Ora è un cencio di sangue
e il suo nome. Una donna
ci aspetta alle colline.

Tienes rostro

Tienes rostro de piedra esculpida,
sangre de tierra dura,
has venido del mar.
Todo lo acoges y escrutas
y rechazas
como el mar. En el corazón
tienes silencio, tienes palabras
engullidas. Eres oscura.
Para ti el alba es silencio.

Y eres como las voces
de la tierra – el choque
del cubo en el pozo,
la canción del fuego,
la caída de una manzana;
las palabras resignadas
y lúgubres en los umbrales,
el grito del niño – las cosas
que no pasan jamás.
Tú no cambias. Eres oscura.

Eres la cerrada bodega,
de tierra apisonada,
donde el chico entró
una vez, descalzo,
y que evoca siempre.
Eres la habitación oscura
que se evoca siempre,
como el antiguo patio
donde se abría el alba.

Hai viso…

Hai viso di pietra scolpita,
sangue di terra dura,
sei venuta dal mare.
Tutto accogli e scruti
e respingi da te
come il mare. Nel cuore
hai silenzio, hai parole
inghiottite. Sei buia.
Per te l’alba è silenzio.

E sei come le voci
della terra – l’urto
della secchia nel pozzo,
la canzone del fuoco,
il tonfo di una mela;
le parole rassegnate
e cupe sulle soglie,
il grido del bimbo – le cose
che non pasano mai.
Tu non muti. Sei buia.

Sei la cantina chiusa,
dal battuto di terra
dov’è entrato una volta
ch’era scalzo il bambino,
e ci ripensa sempre.
Sei la camera buia
cui si ripensa sempre,
come al cortile antico
dove s’apriva l’alba.

También tú…

También tú eres colina
y sendero de grava
y juego en los cañaverales,
y conoces la viña
que de noche calla.
Tú no dices palabras.

Hay una tierra que calla
y no es tu tierra.
Hay un silencio que dura
sobre plantas y montes.
Hay aguas y campos.
Eres un cerrado silencio
que no cede, eres labios
y ojos oscuros. Eres la viña.

Es una tierra que espera
y no dice palabra.
Han pasado días
bajo cielos ardientes.
Tú has jugado a las nubes.
Es una tierra mala –
tu frente lo sabe.
También esto es la viña.

Hallarás las nubes
y el cañaveral, y las voces
como una sombra de luna.
Hallarás palabras
más allá de la vida breve
y nocturna de los juegos,
más allá de la infancia encendida.
Será dulce callar.
Eres la tierra y la viña.

Un encendido silencio
quemará el campo
como las hogueras la noche.

Anche Tu…

Anche tu sei collina
e sentiero di sassi
e gioco nei canneti,
e conosci la vigna
che di notte tace.
Tu non dici parole.

C’è una terra che tace
e non è terra tua.
C’è un silenzio che dura
sulle piante e sui colli.
Ci son acque e campagne.
Sei un chiuso silenzio
che non cede, sei labbra
e occhi bui. Sei la vigna.

È una terra che attende
e non dice parola.
Sono passati giorni
sotto cieli ardenti.
Tu hai giocate alle nubi.
È una terra cattiva –
la tua fronte lo sa.
Anche questo è la vigna.

Ritroverai le nubi
e il canneto, e le voci
come un’ombra di luna.
Ritroverai parole
oltre la vita breve
e notturna dei giochi,
oltre l’infanzia accesa.
Sarà dolce tacere.
Sei la terra e la vigna.

Un acceso silenzio
brucerà la campagna
come i falò la sera.

tú eres

Tú eres como una tierra
que jamás nadie ha nombrado.
Tú no esperas nada
salvo la palabra
que brotará del fondo
como un fruto entre las ramas.
Hay un viento que te alcanza.
Cosas secas y marchitas
te estorban y van en el viento.
Miembros y palabras antiguas.
Tú tiemblas en el verano.

Tu sei…

Tu sei come una terra
che nessuno ha mai detto.
Tu non attendi nulla
se non la parola
che sgorgherà dal fondo
come un frutto tra i rami.
C’è un vento che ti giunge.
Cose secche e rimorte
t’ingombrano e vanno nel vento.
Membra e parole antiche.
Tu tremi nell’estate.

Las plantas del lago

Las plantas del lago
te han visto una mañana.
Las piedras las cabras el sudor
están fuera de los días,
como el agua del lago.
El dolor y el tumulto de los días
no rayan el lago.
Pasarán las mañanas,
pasarán las angustias,
otras piedras y otro sudor
te morderán la sangre
– no será siempre así.
Encontrarás algo.
Habrá otra mañana
en que, más allá del tumulto,
estarás sola en el lago.

Le piante del lago

Le piante del lago
ti hanno vista un mattino.
I sassi le capre il sudore
sono fuori dei giorni,

come l’acqua del lago.
Il dolore e il tumulto dei giorni
non scalfiscono il lago.
Passeranno i mattini,
passeranno le angosce,
altri sassi e sudore
ti morderanno il sangue
– non sarà cosí sempre.
Ritroverai qualcosa.
Ritornerà un mattino
che, di là dal tumulto,
sarai sola sul lago.


Carlos Vitale (Buenos Aires, 1953) es Licenciado en Filología Hispánica e Italiana. Ha publicado Unidad de lugar (2004), Descortesía del suicida (2008), Cuaderno de l’Escala (2013), Fuera de casa (2014), El poeta más crítico y otros poetas italianos (2014) y Duermevalea (2017). Ha traducido numerosos libros de poetas italianos, entre los que se encuentran Dino Campana, Eugenio Montale, Giuseppe Ungaretti, Gerardo Vacana y Sergio Corazzini. En 2015 obtuvo el VI Premio José Luis Giménez-Frontín por su contribución al acercamiento entre culturas diversas. Reside en Barcelona desde 1981.

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