Sergio Pizarro

Hay ocasiones -escasas- en que los sueños son forzados a aparecer.  Lo onírico, generalmente se nos da gratuito, pero ¿qué de buscar el sueño? ¿se puede forzar el sueño?  Qué tal si nosotros vamos al sueño imponiéndonos.

El verbo que nos lleva al sueño es dormir pero ¿y si ese “dormir” fuese un verbo derrotado?

Busquen a Daskam en el sueño inventado ¿los lugares están ahí soñados? ¿o son los sueños de esos lugares los que nos ubican y reubican desde su cuadrado admirado?

¿Realismo?  No, sueño sacrificado a su propio origen consciente.

Daskam nos impone un lugar:  el intermedio entre dos sueños.  En ese interludio que no inventó Daskam sino Edward Hopper ¿habremos conocido el vacío del sueño?  Hopper habla desde el vacío espantoso del sueño inventado.  Daskam tiene miedo; no se atreve a ser más aterrador que Hopper:  llena sus sueños impropios con colores de vida.

Daskam podría ser una película de terror indebida.

El sueño, el dormir ya nos ataca:  vamos con Daskam a buscar el sueño forzado:  el inventariado de los colores.  No es la sicología lo que importa sino que los sueños sean inventados desde acá.

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